Camboya - 1ª parte

Tengo que admitir que cuando la Junta Directiva de Love Without Boundaries decidió expandir nuestro trabajo fuera de las fronteras de China, pensar en otro lugar de Asia parecía una progresión natural. Es el mismo continente ¿no? (aún a pesar de que cada país es completamente único, por supuesto). Pero dónde de Asia seguía siendo la principal pregunta y en lo que me pasé meses investigando con cuidado. La semana pasada me vi a mí misma andando descalza por una carretera de barro hacia uno de los varios pueblos de la zona rural de Camboya donde cientos de niños me robaron el corazón.

Si sois como yo, mucho de lo que sabéis sobre Camboya tiene que ver con los Campos de la Muerte y los Jémeres Rojos, un periodo devastador de la historia que resultó en la muerte de casi dos millones de personas, casi un cuarto de su población. Camboya se volvió, en términos demasiado simples, un país traumatizado, con los efectos de la guerra civil todavía impactando en su sociedad. La vida en los pueblos rurales y empobrecidos sigue siendo difícil, con muchas casas sin electricidad o agua potable, y un 40% de los niños menores de cinco años están malnutridos.

Y por si eso no fuera suficiente, Camboya tiene la tasa más alta de explotación infantil laboral del sudeste asiático, y sigue siendo un país invadido por el tráfico sexual, sobre todo en las zonas fronterizas. Sin duda, el término "vulnerable" tristemente aplica a miles de niños aquí.

En los próximos días me gustaría compartir con vosotros cosas sobre mi viaje, ya que ha sido un viaje que me ha impactado profundamente. Al igual que en mi viaje a Uganda del mes pasado, me encontré conociendo a un auténtico "cambia mundo", un increíblemente amable joven llamado Leng. Tengo muchas ganas de contaros mucho sobre las ideas verdaderamente innovadoras que ha instaurado en esta zona. 

Hay mucho bien que se puede hacer a los niños de aquí, a través de la ayuda médica, de la nutrición, la educación y la acogida familiar - todo áreas de trabajo en las que LWB tiene pasión. Espero que en estos próximos días, según vayáis leyendo más sobre los niños que he conocido, os unáis a nuestra ilusión de empezar a impactar vidas en Camboya.

Juntos podemos seguir expandiendo la verdad de que CADA NIÑO CUENTA.

~Amy Eldridge, Chief Executive Officer