No hay una forma única de pasar el duelo. Mi hija vino directa a nosotros, nos dio la mano y nos dijo en mandarín: "Hola, no hablo inglés." No hubo lágrimas ni expresiones de ira o miedo, y nos dejó sorprendidos lo bien que fueron las cosas. Al cabo de un año se dio cuenta de que la adopción es algo permanente y entonces empezó un periodo de profunda tristeza al echar mucho de menos a su abuela china. Incluso ahora, tanto en las fiestas occidentales como en las chinas, mi hija piensa en su Nai Nai (abuela de acogida) y desearía poder estar con ella.
Independientemente de que el duelo ocurra en China o ya una vez en casa, ver las manifestaciones del dolor en nuestro nuevo hijo o hija es algo estresante para los padres. Pero es parte necesaria del proceso de adopción. El duelo intenso es natural. Les estamos pidiendo a nuestros hijos que confien ciegamente en que unos completos extraños van a igualar el cariño y la atención que recibían de sus familias de acogida chinas. A veces me pregunto a mí misma "¿Habría yo confiado en que eso iba a ser así?" y la respuesta es un rotundo no. Admiro muchísimo por ello a mi hija y la fe que depositó en nosotros antes de tener prueba alguna de que realmente eramos de fiar.
Muchos de los niños que estuvieron en mi programa de acogida siguen hablando de sus familias de China porque se sintieron muy queridos y cuidados en sus hogares. Nosotros tuvimos la enorme suerte de poder visitar a la familia de acogida de mi hija este verano pasado, y fue muy obvio lo mucho que seguían queriéndola.
No puedo ni imaginar el sentimiento de pérdida que mi hija debió sentir cuando los dejó.
Muchas familias adoptivas de los niños de mis programas me dicen que los padres de acogida malcriaron y consintieron a sus hijos. Sé que mi hija es de las que consideraríamos que fue consentida por su familia de acogida, pero aunque pueda parecer más difícil moldear la conducta de nuestros hijos cuando han sido "malcriados" y hacerles ver que no todo va a serles consentido, sé por experiencia que prefiero mil veces que mi hija haya sido "malcriada" a que haya vivido la alternativa: la falta de atención por institucionalización.
Como nuevos padres que somos, llegamos a la adopción con nuestro estilo parental personal, pero no solemos llegar con el lenguaje para explicar nuestras normas. Un nuevo hijo o hija se puede frustrar mucho tratando de entender las normas a base de prueba y error (siendo el error el modo más frecuente), y nosotros frustrarnos porque nuestro hijo o hija no se comporta como nosotros queremos que lo haga.
Cuando adoptamos a nuestra hija tuve durante un año un profesor particular de chino mandarín, y aún así muchas veces no nos entendíamos. Ella me gritaba "¡Bu kan! (¡No me mires!)" enfadada de que la hubiera corregido, y yo me sentía fatal viendola tan molesta. Si no tenéis la suerte de vivir en un sitio donde sea fácil encontrar a un profesor de chino, podéis buscar otros recursos. Algunas ideas son las apps de traducción, cursos online, el comprar tarjetas con ilustraciones descritas en castellano y pinyin, o el contactar con alguna persona china que os pueda ayudar.
Daos cuenta de que los hábitos que tenían en sus hogares de acogida respecto a las comidas, la ropa y la hora del baño, pueden ser batallas potenciales. Algunos niños pueden negarse a comer, quizá por su duelo o como modo de volver a tener cierto control de la situación. Otros niños sólo comerán comida china y pueden seguir prefiriéndola incluso una vez adaptados a la nueva vida en el nuevo país y su nueva familia. Mi hija se metía enormes trozos de comida en la boca hasta que se atragantaba. Nos mostraba lo poco que le gustaba que le dijéramos que cogiera trozos más pequeños entrecerrando mucho los ojos y murmurando cosas en chino. Otra madre nos ha dicho que su hija cogía más comida nada más metersela en la boca y se la comía lo más rápido posible enfadandose si veía que alguien tenía más que ella.
Otros niños se niegan a ponerse la ropa nueva que los padres les llevamos. Una niña se puso el pijama encima de la ropa que traía para irse a la cama la primera noche, y al día siguiente sólo se quería poner la ropa del día anterior. Cosas como esta pueden ser duras para nosotros los padres porque hemos elegido y comprado con mucho cariño las prendas nuevas que les llevamos. Sólo hay que recordar que la única familia que nuestros hijos han conocido les han vestido con mucho esmero eligiendo las ropas que llevarían el día que os iba a conocer. Siempre sé cuándo mi hija está pasando un día especialmente duro recordando a su familia de acogida, y lo sé porque la veo coger los zapatos rojos que su abuela le dio y tratar de ponérselos aunque ya le van muy pequeños.
Algunos niños se niegan a bañarse al principio. Una familia usó juguetes de agua para engatusar a su hija a la bañera. Los baños de espuma y los juegos en el agua con su Jie Jie (hermana mayor) hicieron que nuestra hija se bañara de buen grado. ¡Pero es algo que no debéis forzar! Los cuartos de baño occidentales no son como los baños chinos, así que es una experiencia totalmente nueva para ellos.
Algunos de nuestros hijos juegan a lo burro con los juguetes o los aparatos electrónicos que les llevamos. Es muy posible que sea la primera vez que ven un iPad, una muñeca o una baraja de cartas, y sencillamente no saben cómo manipularlos.
Muchos de nosotros observamos conductas muy bulliciosas, ruidosas o mandonas en nuestros hijos. Un padre nos dice que su hija habla muy alto y que a pesar de su gran esfuerzo en enseñarla a hablar bajito, ve que ella sencillamente no puede. Mi hija también habla muy alto. La llevé a que le revisaran los oídos porque estaba segura de que tenía problemas de audición... pero no, sencillamente es gritona! Otros padres nos dicen que sus hijos exigen en lugar de pedir las cosas, o que son muy autoritarios con sus amigos. Quizá es para hacer valer su opinión cuando les falla el lenguaje, o quizá se debe a su necesidad de expresar sus necesidades.
Si os estáis preparando para adoptar a un niño que vive con una familia de acogida, o acabáis de llegar a casa con vuestro hijo o hija, por favor recordad que hay muchos recursos para ayudaros. El o la trabajadora social de vuestra agencia es la persona con la que puedes hablar antes de la adopción, mientras estás en China y una vez llegues a casa. Hay muchos libros que pueden ayudarte también. Mis dos libros favoritos son El niño adoptado: cómo integrarle bien en la familia, y Parenting Your Internationally Adopted Child. Pregunta si tu hijo habla mandarín o cantones y trata de aprender algunas frases básicas. Ponte en contacto con otras familias que hayan adoptado a un niño que estuviera antes en acogida para conocer su experiencia. Recuerda, no tienes por qué ser padre o madre en solitario. Si necesitas ayuda, pídela. Muchos hemos pasado por lo mismo.
La transición desde una familia de acogida a la nuestra es un proceso constante. Las cosas se ven distintas al cabo de una semana, un mes y un año desde la adopción. Así pues, ¿qué es lo que tenemos que tener en mente mientras nuestros hijos pasan por esa transición?
Pero ese mismo padre me ha recordado que este duelo es necesario y demuestra "que ha habido un apego que fructificará" cuando se creen lazos duraderos con la nueva familia. Asegura a tu hijo que es perfectamente normal querer a su familia de acogida y que no tienen que escoger. Nosotros hablamos con la familia de acogida de nuestra hija todos los días. Ellos criaron a mi increíble hija durante cinco años, y hablar de ellos reconoce el regalo que nos dieron a todos. Otro padre aconseja que "los momentos duros son parte del viaje, y tú solo tienes que estar ahí. Sigue aplicando el sentido común y relájate... espera lo inesperado e improvisa."
~Kerry Palombaro coordina el programa de LWB de acogida familiar en Huainan y es la afortunada madre de dos hijas de Huainan.
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