Durante una visita a algunos de nuestros programas de acogida el pasado Octubre, nuestra directora del programa y nuestra directora asociada conocieron a un niño muy dulce, en un orfanato, solo tres días después de ser abandonado. Tenía casi 9 años, y parecía llevar el peso del mundo en sus pequeños hombros. Es difícil imaginar el dolor y la pérdida que estaba sintiendo. Caminaba con un bastón de madera, para ayudarse en lo que parecía una evidente debilidad en su pierna derecha. Cuando el personal del orfanato le preguntaba, contestaba con una vocecita suave y rota. Se tomó la decisión de llevarlo a acogida tan pronto como fuese posible, para empezar a curar su espíritu y corazón roto.
A pesar de que todavía lleva un gran peso en el corazón, empezamos a ver cambios y una sonrisa en su rostro. Richard tiene un largo camino por delante, intentando entender los acontecimientos que han cambiado su vida para siempre, pero, con el amor y el apoyo de una maravillosa y cariñosa familia de acogida, sabemos que está en el camino, y un día aprenderá a amar y confiar en el amor de nuevo.
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